¨Lo único que puedo decirles a ustedes es que si me hacen una pregunta y no sé la respuesta, les diré directamente que no sé la respuesta, pero también buscaré la forma de encontrarla, y cuando la tenga, se la daré. ¨

sábado, 13 de marzo de 2010

Contra la sinceridad: te he mentido.

Sigan deleitándose con mi querido Risto:


Te he mentido. Justo lo que te juré que jamás haría. Lo he hecho. Repetidas veces. Aunque eso no es lo peor. Lo peor es que lo he venido haciendo desde el primer día. Desde que te conocí.
Te dije que por fin te había encontrado. Te dije que eras mi una entre un millón. Te intenté explicar que jamás había sentido así. Que tú serías mi antes, y mi después. Y que si tú me querías, ya no buscaba más.
Después te dije que esto era lo que siempre había deseado. Te conté que amaba la estabilidad que me proporcionabas. Por la prisa de estar contigo. Por la calma de estar junto a ti.
Te puse en el lugar de mis inquietudes, creyendo que así, igual por inanición, mataría a la bestia. E ignoré que esa bestia, si no come inquietudes, se me come a mí.
Te vendí fidelidad que, más que fidelidad, fue represión. Te vendí una exclusividad que, más que exclusividad, fue prohibición. Te vendí un compromiso que, más que compromiso, fue soledad.
Y tú decidiste comprar. Creíste que cambiaría. O mejor. Me creíste cuando te dije que cambiaría. Decidiste creerme. Al igual que yo, necesitaste creer para poder querer.
Y dejé de probar. Dejé de probar, para probar contigo. Y todo lo que probamos fue deliciosamente inolvidable. Pero no fue lo que había probado sin ti. Probamos, nos probamos y nos gustó lo que probamos, que fue muy diferente a lo que no podíamos volver a probar jamás. Y eso, la imposibilidad de volverlo a probar, fue lo que, seguramente, lo hizo mucho más apetecible de lo que realmente es.
Vaya par de nómadas que se hicieron los sedentarios, no sé a quién quisimos engañar. Pero qué lindo engaño, la verdad. Ojalá todos los engaños tuviesen momentos tan dulces como los nuestros. Ojalá todas las mentiras llevasen tanta razón, tanta verdad.
Discúlpame, te lo ruego, te lo sigo rogando. No sé ni cómo me lo vuelvo a creer yo cada vez. Me he contado ese cuento tantas veces que hasta mis mejores amigos pasan apuros haciéndose los crédulos. Me quedé muy solo estrenando ilusión cada primera vez. Y aún así, desde dentro de esta locura, cada vez vuelve a ser lo único cierto, lo más real que existe, lo más grande que hay y que probablemente viviré jamás.
Se que me volverá a ocurrir. Este para siempre que dura un rato. Este nunca más que siempre vuelve. Volveré a desmentir todo lo que he escrito aquí, volverá a parecerme todo un ensayo, volveré a ser increíble y volverá un por fin a perder el por.
No me mires así. No es algo de lo que me pueda sentir orgulloso. Piensa que el hecho de que yo te mintiese no significa que fueses tú la única engañada.

Ya no nos voy a engañar más.

Me veo capaz de volverme a mentir.

Pero ya no contigo.

Ya no contra ti.

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