25 de Diciembre. 4:03 AM.

No me gusta salir en nochebuena, pierde encanto.
Cambio copas por turrón, y bares de moda por casa de mis abuelos. Batallitas hasta bien pasada la media noche, y vuelta a casa para recibir a Papa Noel.
Sí, ese es mi 24 de Diciembre, y lo adoro.

Qué gusto estar tumbada en mi sofá, observar el nacimiento enorme, la mesa de dulces a explotar, y la iluminación navideña de siempre, como siempre.

Y entonces sé que estoy aquí de vacaciones, de paso; y entonces obligaría a TODO el mundo a tener temporalmente dos vidas, paralelas, pero no unidas. Que nada de allí te recuerde a lo de aquí, y que nada de aquí te recuerde a lo de allí. Que no exista ningún vínculo. Que aquí seas Tamo y allí Tamar.
Pero sobre todo, que consigas que merezca la pena tener ámbas. Que logres el equilibrio para no perder lo de aquí estando allí por buscar el no perderte a ti.

Y así es fácil valorar. Facílimo.



Cambias, cambia, cambio.